Ernesto Sábato |
Las primeras investigaciones
revelaron que el antiguo mirador que servía de dormitorio
a Alejandra fue cerrado con llave desde dentro por la
propia Alejandra. Luego (aunque, lógicamente, no se puede
precisar el lapso transcurrido) mató a su padre de cuatro
balazos con una pistola calibre 32. Finalmente, echó
nafta y prendió fuego.
Esta tragedia, que sacudió a Buenos Aires por el relieve
de esa vieja familia argentina, pudo parecer al comienzo
la consecuencia de un repentino ataque de locura. Pero
ahora un nuevo elemento de juicio ha alterado ese
primitivo esquema. Un extraño "Informe sobre
ciegos", que Fernando Vidal terminó de escribir la
noche misma de su muerte, fue descubierto en el
departamento que, con nombre supuesto, ocupaba en Villa
Devoto. Es, de acuerdo con nuestras referencias, el
manuscrito de un paranoico. Pero no obstante se dice que
de él es posible inferir ciertas interpretaciones que
echan luz sobre el crimen y hacen ceder la hipótesis del
acto de locura ante una hipótesis más tenebrosa. Si esa
inferencia es correcta, también se explicaría por qué
Alejandra no se suicidó con una de las dos balas que
restaban en la pistola, optando por quemarse viva. |
Fragmento de una crónica policial publicada el 28 de junio de 1955 por La Razón de Buenos
Aires
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