Ñatore may

 


María Olimpia
de Obaldía

¿"Comuniyó"? pregunto
a la india macilenta
que en pos de su hombre adusto
marcha con lento andar,
"Ñatore may" contesta
sin levantar los ojos:
tan solo mira el polvo,
remedo de su faz.

"Ñatore..." y la doblega
la mochila a la espalda
y la agobia la curva
de su misión fatal...
Y su hijo cuando nazca
acaso muera inerme,
que sólo puede darle
el jugo maternal;

su leche macerada
con golpes del marido;
caldeada por la piedra
en donde muele el pan;
mezclada con fermentos
de incógnitos rencores,
de anhelos subconscientes
inmensos como el mar...!

"Ñatore"... y sus vestidos
son sucios, harapientos,
su hogar húmeda choza,
su lecho un pajonal...
"Ñatore"... y nunca supo
de mimos ni de besos...
Descanso jamás tuvo
su cuerpo de animal...

Y la llaman "hermana"
los que siguen a Cristo
y, "camarada" dicen
los que en vanguardia van,
pero ella no comprende
ni aquél ni el otro idioma,
ella tan sólo sabe
decir: "Ñatore may"...

Prosigue con sus fardos
sin que el "hermano" diga:
he de aliviar tu carga,
he de calmar tu mal:
sin que llegue tampoco
activo "camarada"
y logre en noble esfuerzo
su vida humanizar...

Continuará su marcha
doblada sobre el polvo
que pisaron caciques
del nativo solar
diciendo a su Destino:
"Ñatore may, ñatore"
porque piensa que es éste
su círculo faltal...

Los cuatro siglos fueron
sobre su casta humilde
cuatro hojas desprendidas
del árbol secular;
las humanas reformas
no han rozado su vida;
en ella se hizo carne
todo el zumo ancestral...

Retornará a la tierra
sin saber que vinieron
hombres de gran espíritu
su raza a libertar:

Colón con sus navíos.
Bolívar con su espada
y, sobre todo ellos,
Jesús con su verdad...
Y al caer a la tumba
cual bestia fatigada;
gozará las caricias
de la madre eternal
y entonces, sólo entonces
será justa su frase
al decir resignada
a Dios: "Ñatore may"...!